Laura y su café matutino

¿Te pasa que cuando estás recién levantada todavía tu cerebro no conecta tan bien las ideas? A mí definitivamente sí. Pero con un poco de diseño, hasta eso tiene solución.

Cuando comencé a pensar en cómo podía hacer que mi mañana fuera más fácil, me di cuenta de que lo primero que necesitaba era simplificar mi rutina de café. Como muchas personas, mi cerebro no estaba completamente despierto cuando me levantaba, y eso hacía que hasta algo tan sencillo como preparar café me costara más de lo necesario. Así que decidí aplicar un poco de lógica de diseño para hacer que todo fuera más rápido, eficiente y, lo más importante, casi automático.

El Diseño de Mi Cocina: Simplificación Máxima

Lo primero que hice fue reorganizar los elementos clave para que todo estuviera al alcance de la mano. Colocando la cafetera cerca de la fuente de agua y del enchufe, eliminé la necesidad de moverme mucho. Además, los filtros y el café los guardé en un cajón justo al lado, junto con una cuchara medidora, lo que hizo que no tuviera que perder tiempo buscando nada. Las tazas también las dejé en una repisa cercana. Así, cuando me despierto, lo único que tengo que hacer poner el café y el agua en la cafetera, y listo. Es un proceso tan simple que no necesito pensar en ello.

Los Beneficios Neuronales de Este Diseño

Este pequeño cambio tiene una gran ventaja: lo convierte en un hábito automático. Cuanto más repites una acción en un espacio organizado, más fácil se vuelve para tu cerebro. Crear un entorno donde todo esté donde lo necesitas y de manera predecible ayuda a que tu cerebro realice esas tareas sin esfuerzo. Es como si todo estuviera programado para que mi cuerpo solo tuviera que seguir un flujo ya establecido, sin necesidad de estar completamente despierta. Y así puedo usar esa actividad para irme despertando con serenidad. Eso cambia mi estado de ánimo para el resto de actividades del día. ¿O no te pasa que si empiezas tu jornada corriendo, terminas toda afanada hasta la noche?

¿Cómo Puedes Aplicar Esto a Tu Vida?

Si tienes otros hábitos que te gustaría hacer más fáciles, puedes aplicar la misma lógica. Si, por ejemplo, quieres hacer ejercicio en casa, organiza tu equipo de manera que esté a la vista y al alcance. Lo mismo con tu rutina de trabajo o estudio: ten a mano los materiales más usados y evita tener que buscar cosas. Reducir las distancias entre lo que necesitas y el espacio donde lo haces hará que esas tareas sean mucho más fáciles de repetir.

Conclusión

La organización no solo mejora la estética de tu espacio, sino que también puede hacer que tu día empiece mucho más fluido y sin estrés. Así que si quieres que tu café (o cualquier otra rutina) se convierta en algo automático, comienza por reorganizar tu entorno. ¡Verás cómo todo se vuelve mucho más fácil! Y obvio, no olvides que el diseño está en todas partes. Tú tienes el poder de modificar lo que te rodea.

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